El grito de E. Munch |
No aprender,
deletrear una a una las sílabas de mi ocurrencia.
El estado de sitio permanece,
detrás de cada párrafo, el estallido de una inconsciencia.
No a-pren-de-ré,
tomaré el atajo y me perderé en la niebla
acarreando los fardos del desalojo.