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Salvador Dalí |
Tan sólo
me declaro mujer,
apasionada hembra de este juego,
desarmada y herida, cautiva
en esta entrega
que no se detiene,
que no finaliza.
Vuelvo sobre mis pasos
cuando ya me he ido,
deteniéndome en el umbral
paralizada amanezco
escuchando los tambores,
el grito de guerra, el plañir
de tus oscuras ansias
me invoca,
ave prisionera de tu canto
del que no soy destino.
Escapando de mi.
Soy yo,
mujer de agua y fuego,
tierna transparecia
de tus antojos.
Tropezando y cayendo
en esta ley que no es la mía
en el oscurecer de ese cielo
que se apaga, al clamor
de cientos de voces
que gritan que me aleje,
Escuchando sólo el susurro
de tu aliento,
en la persistencia muda
espero la caricia
que no llega,
despojándome del dolor
de tus desdenes,
de los agravios de tu ausencia
del orgullo perdido
en pos de una quimera.