|
W. Kandinsky |
No hay mas motivo que esta tristeza húmeda.
La que abarca de mi pie hasta tu regazo,
cobijo pasajero.
No hay mas razón que el hueco de tu ausencia
en mi pensamiento.
En ese acostumbrarse de años,
cotidiano desvelo en el que faltas.
Nunca hubieron auroras ni noches
para contemplarte,
ni laberinto de aceras encendidas.
Y sin embargo, candela fuiste de noches insomnes,
ayuno, llanto, y ese ansia que bien reconoces.
Te vas desvaneciendo y me pesa
soltar las amarras de tu ínsula,
porque no recuerdo haber estado tan viva
como en la irrealidad concluyente
que va de tu desdén a tu abrazo.