Los hombres como tú no son buenos,
socavan corazones con manos de azada
y liban las entrañas.
Sólo dicen amar en papeles al viento
arrugados de lágrimas tras la pérdida,
pero su ojos prometen pasiones
que no demuestran y sin embargo
sus labios propagan incendios
que nuestra humedad no apaga.
Los hombres como tú llevan la soledad
marcada en la piel con navaja,
dejan dolor, desazón y una ansiedad
vieja de años perdidos,
de amor malgastado,
de esperas estériles sin caricias.
Coleccionan mujeres frescas, repletas
de emociones con almas generosas
y las devoran
y las abandonan
como restos inútiles.
Los hombres como tú no saben amar,
olvidan promesas, ignoran,
se acoplan a un silencio áspero
y nunca se marchan del todo.
Pero no sabemos sino amaros
con toda la rabia, con todo el miedo,
con la ternura de un momento
a sabiendas que existen las otras,
sin esperanza.