Colgada.
Colgada en esta red invisible, mirando el punto verde que me indica tu presencia. Ahí estás, o estabas hace cinco minutos, una o varias horas.
Y la vida sigue entre canciones y poemas, comentarios, fotos y alguna sonrisa que atisbo prendida a mis fantasias.
Y la mujer que soy se deconstruye entre esta lineas tan mías, los pedazos de mí que voy depositando a la vista de todos, piezas sin sentido que sólo tú unirías, en la presencia diaria de cada personaje que respiro, tras cada uno de los que amo y venero. En todos y cada uno de mis silencios.
Fragmentos de esta mujer abandonada de tus caricias, cosidos al hilo de la pasión y la desesperanza, sobreviviendo al abrigo de otros, absorviendo su calor y su deseo,
Soñando con que se deshaga el sortilegio que me embriaga, el hechizo de tu presencia en mi vida. Que llegue al fin el olvido, desposeído de ti.
Y no se cumpla el presentimiento, la certeza que dormido el recuerdo, permacerá vacío el hueco en el que me habitas.
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G. Braque |