La eternidad es un latido,
un solo corazón,
el tuyo y el mío abrazados,
en perfecta comunión.
L. Eduardo Aute.
Donde acontecen los latidos,
en la penumbra de la habitación
sin tu rostro, soy la espectadora
paciente de tu abandono.
No habrá mas mañana
que la de calendario sin fecha,
si las rosas perdieron espinas
y el viento barrió las hojas
de mi desamparo.
Corazón torturado que no atiende
razones, persisto en la ocurrencia
de mi cuerpo bañado de ti
repleto de ti
sin la espera de ti.
Soy el abrazo cálido, la piel nómada
de tus caricias, la amante perfecta.
Se del hombre triste y del silencio
del camino y su retorno.
Se de la deriva de tu corazón cautivo,
del goce de tu indiferencia,
del instante recuperado
en el intervalo de tus desdichas.
Y espero.
En este acontecer de latidos
fugaz,
tu y yo,
no habrá mas
que dos atardeceres.
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Amantes de Gabriel Nieto |