Te oigo llorar a través de la puerta.
Tanta rabia y angustia me gritan que me vaya. Y que me quede.
No puedo ayudarte.
Un momento antes intenté abrazarte y tu dolor tropezó con mi dolor haciendo añicos el pequeño espacio entre nuestros cuerpos.
Guerra cruel la de tus brazos y mis brazos. Intrincado laberinto sin salida.
Es mejor dejarte solo.
Volveré mas tarde a besarte.
Me doy la vuelta, me meto en la bañera y no pienso en ti.

Es difícil de conocer al otro yo que todos tenemos dentro , ese que se lanza al acantilado mientras nosotros miramos desde el borde
ResponderEliminarSe que mirar para adentro es lo mas difcil del mundo porque cuando hechamos un ojo nos damos cuenta que no somos lo que creemos ni tampoco el que los demás creen .
Siempre vivimos con el yo socializado y en contadas ocasiones dejamos que merodea el dios/a que todos tenemos dentro , aunque cuando sale y se desboca es imposible de contener .Todo el mundo dice que le gustaría ser otro y poder cambiar algo de si , sin reconocer que tenemos un pequeño revelde dispuesto a cambiar todo nuestro yo .
El problema es de aquellos mediocres que son como son y no pueden ser de otra manera y tampoco dejan nada al azara ,son esos talibanes de lo emocional que escondidos y escudados en la celebre frase “soy así “ o “ esto no puede ser de otra manera “ que jamas permitieron que naciera nada dentro de ellos .Esos son los que se castran y arrasan a los demás cuando vemos el tenue destello de lo que podrían ser y nos acercamos .
Para ellos lo mejor es dejarles que lloren ,si se atreven , lo que son y pedir a dios que no nos los encontramos, porque de ese encuentro el niño perdido que tenemos dentro nunca sale indemne