Reconocer el nombre entre tus papeles y palidecer. Un zumbido, un temblor, el escalofrío inmenso y la punzada amarga del olvido y la traición.
Que era sino ayer, cuando todavía esperaba amarte entre esas paredes que nada nos decían y prometían guardar el secreto de nuestros nombres.
Que somos hoy, sino títeres de esta tragicomedia, otra historia olvidada, sepultada en el fondo de tus libros y vivencias, la página ardiente que consumió mis horas, los restos de un amor -mi amor-sin medida ni futuro.
Y aunque te aborrezca de tanto como me duele, aunque no pueda perdonarte tu cobardía, el cruel abandono que vestiste de espera, e ignoraras la súplica expresa de que me miraras de frente. Yo, que deposité mi alma en tus manos.
Callo y guardo la tristeza entre estos lienzos, mientras contemplo y te imagino absorto en nuevos horizontes, con los silencios y el hielo rellenando los vasos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario