miércoles, 9 de enero de 2013

Deseo y desengaño

Le pidió unas frases, unas palabras.
Quería verse reflejado, como cuando uno se mira en la penumbra en un espejo y apenas distingue su silueta.
Pero ella sólo sabía dibujar con letras su cara, los labios, los contornos sabios aprehendidos de la suma de las pocas horas que había pasado junto a otro, que no era él.
Tenía vacias las manos.
Nada podía dar.
No aún.
Nunca.
El ayer se confundía con el hoy y los meses se trastocaban, porque apenas transcurrían.
No le engañó, no podía darle lo que quería.
Apenas una pincelada, quizá.¡Lo deseaba tanto!
Pero el desengaño es una hoja afilada y marcó su rostro.


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