tres,
meter en un bolsillo todo el peso de la derrota,
margarita deshojada sin respuesta.
Cuatro,
secar los labios, lamer los bordes del deseo
de esta carta sin destino.
Cinco,
apagar el fuego, cerrar la puerta,
inhalar el frío aliento con la decisión
del naúfrago que parte,
sin retorno.
| La partida de Luis Felipe Noé |
No hay comentarios:
Publicar un comentario